viernes, 22 de marzo de 2013

LES REVENANTS - De muerte...


Tenía el desgraciado pensamiento de que nada nuevo y rompedor iba a llegar a la pequeña o gran pantalla, por aquello de que todo está ya inventado, pero "Les revenants" es la ficción que ha borrado ese pesimismo de mi mente y lo ha hecho como una bofetada de esas que se propinan con ganas.

Imagina que alguien importante en tu vida que se ha muerto algunos años atrás aparece por la puerta de tu casa tan tranquilamente y retomando su vida en el mismo momento en que ésta llegó a su fin. Eso es lo que nos proponen los creadores de "Les Revenants", una ficción seriada francesa de lo más sorprendente.




Fue a través de una recomendación directa por lo que yo llegué a esta serie y teniendo en cuenta el juicio de dicha recomendadora y que no había visto ninguna serie francesa, decidí embarcarme en la pequeña aventura de descubrir la primera y única temporada hasta el momento de este proyecto. Ya no había marcha atrás, acababa de descubrir una pequeña maravilla que dejaría una profunda huella.

¿Qué me fascina de esta serie? Sinceramente, todo. Lo arriesgado, lo nuevo, lo fascinante, lo diferente, lo sorprendente, lo oscuro... Me parece alabable que en plena era de escasez de ideas en la que estamos inmerso nazca un producto como este. Creo haber leído por ahí que los americanos preparan su propia versión, una lástima, teniendo en cuenta que probablemente sirva para "destrozar" y "pervertir" de nuevo el talento europeo, ese continente que ellos miran por encima del hombro (cuando les conviene).




Es sin duda un halo de oscuridad que sobrevuela por los personajes, los espacios y las situaciones lo que hace muy atractiva la serie. Hay algo en el alma de la esencia que penetra muy hondo en todo incluyendo el espectador. Todo y todos resultan atractivos, cabizbajos y en definitiva, desalmados.


"Les revenants" llega como una recomendación imperativa que hago a todo aquel que lea este post y si en la segunda temporada se mantiene este nivel levantaré el sombrero ¡Larga vida a los fantasmas!

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