jueves, 31 de marzo de 2011

UNITED STATES OF TARA - La personalidad de una serie

                 Fotograma del primer capítulo de la tercera temporada
Aún recuerdo la primera vez que me puse a ver esta serie. Realmente no tenía mucha idea de qué iba, pero que Diablo Cody fuese su creadora y productora y que Toni Collete fuese la protagonista me animaron a verla sin pensarlo demasiado y por supuesto no me defraudó.
United States of Tara es una serie muy diferente, con personalidad y carácter. Nos presenta a una familia media americana: el padre, la madre, el hijo y la hija. Pero su gran diferencia, la madre no es una sola persona. Con trastornos de personalidad, Tara puede ser Alice (la perfecta ama de casa), T (una adolescente deslenguada y “caliente), Buck (un tío maleducado y rudo), Chicken (una personalidad infantil), o puede llegar a ser su propia terapeuta.
En un primer lugar es una propuesta muy diferente e innovadora, que podría llegar a convertirse en algo muy mediocre, si la calidad como actriz de Toni Collete no fuese simplemente brillante. En cualquiera de sus diferentes personalidades está increíble y te la crees sea cual sea el rol que desarrolle. Incluso cuando cambia de personalidad sin cambiar su estilismo inmediatamente reconoces un cambio en su cara y localizas cual de sus personalidades ha tomado el control.
Tras una primera y segunda temporada excelentes, el lunes arrancó la tercera temporada. No hace falta decir que yo la esperaba con muchísimas ganas y lo primero que hice el martes fue ponerme el capítulo. A medida que éste avanzaba, la decepción se iba apoderando de mí. No estaba viendo la serie que conocía. Las tramas no se me antojaban tan interesantes como antes y las personalidades de Tara se desdibujaban como de forma casual y no causal (algo a lo que nos tenían acostumbrados). La historia de su hermana y el embarazo y la tensión sexual no resuelta con el vecino comienzan a aburrir y los hijos de Tara no parecían encontrar su lugar en el capítulo.
Quizás es muy precipitado para tachar esta tercera temporada de mediocre, por lo que le daré un voto de confianza a la que ha sido una de mis series de referencia y cuando acabe la tercera temporada podré hacer un análisis mucho más a conciencia.

miércoles, 30 de marzo de 2011

DOWNTON ABBEY - La época de las series de época

Arranco este blog con el que pretendo aportar mi visión sobre las mil y una series que me quitan el sueño (en sentido literal, lo del sueño digo). Y lo hago con una serie que consiguió lo que hasta ahora sólo habían logrado la primera temporada de “Prison Break”, las primeras de “Lost” y “Mad Men”: Engancharme hasta el nivel  de devorar un capítulo tras otro y terminarme la primera temporada del tirón.

La serie en cuestión es “Downton Abbey”, cuya primera temporada cuenta con siete capítulos que me he racionado para disfrutar en dos días. Bien es cierto que cualquier producto audiovisual de época me resulta atractivo a priori, pero cuando me senté a ver “Downton Abbey” no era consciente de lo que allí se me iba a mostrar.



Para ponernos en antecedentes, la serie arranca en el año 1912, el condado de Grantham se queda sin heredero tras el hundimiento del Titanic, por lo que comienza una cuenta atrás para encontrar un nuevo heredero o intentar que la hija mayor del conde pueda heredarlo todo.

¿Qué es lo que hace tan atractiva esta serie? Es muy sencillo y a la vez muy complicado de conseguir: LOS PERSONAJES. Si bien la producción es brillante (no olvidemos que estamos ante una de las series más caras de la historia) y la realización es excelente; son los magníficos personajes los que consiguen atrapar desde el minuto cero.

Un muy buen capítulo piloto nos los presenta de forma magistral. En esta serie no estamos ante un claro protagonista, si no que unos diecisiete personajes se reparten el protagonismo entre ellos (sí, sí, diecisiete). Y eso solamente se consigue con unos personajes muy trabajados y con enganche.

Estamos acostumbrados a que todas las series tomen a uno de los personajes como protagonistas y los demás sean personajes principales importantes, o incluso a un protagonismo compartido entre cuatro cinco personajes como es el caso de “Desperate Housewives” o “Brothers and Sisters”, pero hasta ahora nunca había visto una serie con diecisiete personajes principales-protagonistas.

¿Cuál es el mayor atractivo de estos personajes? Que todos son muy grises. No hay ninguno que sea especialmente bueno, aunque sí los hay que sean especialmente malos (pero con sus matices que los humanizan). Desde siempre he sentido un amor especial a los personajes oscuros y en cualquier serie o película me suelo “enamorar” de los personajes malvados, por eso no es de extrañar que mi personaje favorito sea el primer lacayo Thomas, un personaje despiadado interpretado de forma magistral.


“Downton Abbey” nos muestra dos mundos que conviven en el mismo espacio. Los condes y sus hijas en el castillo y los sirvientes en los sótanos y áticos del mismo. Ambos mundos paralelos se mueven por la casa sin cruzarse, cada uno tiene su espacio, y desde luego los sirvientes no pueden introducirse en el espacio de los condes a menos que ellos no estén presentes o se les reclame para algo. Esta contraposición entre ambos mundos hace aún más atractiva la serie.

También me gustaría hacer hincapié en las tres hijas de los condes. Tres mujeres. Un triángulo muy bien aprovechado. La hija mayor, la que debería heredar la fortuna, pero las mujeres no pueden hacerlo (es terca y con aires de superioridad), la hija mediana (poco agraciada y ninguneada en la casa) y la hija pequeña (de fuerte carácter revolucionario). No es de extrañar que entre las tres hermanas se establezcan envidias y por lo tanto traiciones.


En cuanto a la trama, realmente estamos ante una propuesta muy de telenovela, pero una telenovela bien hecha, sin caer en los típicos tópicos a los que estamos acostumbrados, por decirlo de algún modo, es una telenovela reinventada y de calidad.

Y por mi parte espero ansioso a que se estrene la segunda temporada, pero mientras tanto podré suplir ese vacío con el estreno de “Upstairs, Downstairs”, un remake de una exitosa serie de los años 70 que también narra la historia de unos aristócratas y del servicio.